Se trata de una enfermedad crónica, que si bien no es degenerativa, si implica secuelas que van acumulándose desde la infancia y dificultan el ajuste social y emocional del paciente.
El síndrome de Tourette es reconocido en la actualidad como un trastorno neurológico, y aunque su diagnóstico va en aumento, sigue siendo considerado raro y desconocido por gran parte de la población y por muchos profesionales de la salud. Hablar del síndrome de Tourette implica hablar de tics, pero por encima de las creencias populares, destaca una realidad que sitúa a los trastornos comórbidos como verdaderos protagonistas y como causantes principales de un mayor malestar en el mismo.
La enfermedad se caracteriza por la presencia de tics motores y uno o más tics vocales o sónicos. Los tics son movimientos, gestos o vocalizaciones que se producen de una manera súbita, que varían a lo largo del tiempo y tienen un curso y evolución cambiante y variable.
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El síndrome de Tourette es reconocido en la actualidad como un trastorno neurológico, y aunque su diagnóstico va en aumento, sigue siendo considerado raro y desconocido por gran parte de la población y por muchos profesionales de la salud. Hablar del síndrome de Tourette implica hablar de tics, pero por encima de las creencias populares, destaca una realidad que sitúa a los trastornos comórbidos como verdaderos protagonistas y como causantes principales de un mayor malestar en el mismo.
La enfermedad se caracteriza por la presencia de tics motores y uno o más tics vocales o sónicos. Los tics son movimientos, gestos o vocalizaciones que se producen de una manera súbita, que varían a lo largo del tiempo y tienen un curso y evolución cambiante y variable.