martes, enero 31, 2017

Cuatro tipos de duelo patológico

El duelo por la muerte de un ser querido es una experiencia natural muy saludable para reparar la herida generada por una pérdida personal. Sin embargo, el duelo también puede ser patológico cuando surge alguna circunstancia que hace que la forma de vivir ese dolor sea insana. En Psicoblog describimos cuatro formas de duelo patológico.

Duelo crónico

Es una forma de pesar en la que la ira se convierte en una actitud habitual ante la vida. La persona se posiciona a la defensiva, en un rol de víctima marcado por la autocompasión constante. El tiempo pasa, la vida avanza, pero es como si el afectado siguiese en el mismo punto del momento en el que ocurrió la pérdida del ser querido. El duelo crónico es insano porque el duelo, como tal, no es un estado permanente, sino un proceso de recuperación con principio y final.

Duelo oscilante

El proceso de recuperación por la muerte de un ser querido no siempre es lineal, es decir, no muestra una trayectoria de mejora continuada. Sino que también puede darse el caso de que el afectado tenga situaciones de mejora y retrocesos importantes. Cuando esta combinación de etapas se produce de forma repetida en un esquema personal, puede tratarse del duelo oscilante. La persona vive etapas de aparente normalidad, con otras de profundo hundimiento moral. Ante este tipo de situación, la persona se siente desorientada con los cambios habituales de ánimo y de perspectiva ante la vida.

Duelo exagerado

Este término no se utiliza a modo de adjetivo para definir la conducta de esa persona ante el sufrimiento, sino para especificar cómo el afectado, se siente realmente desbordado por las emociones de dolor. En ocasiones, este tipo de vacío interior lleva al afectado a centrarse de forma obsesiva en el trabajo para desviar la atención de la pérdida. La persona sufre en mayúsculas. A veces, este tipo de duelo se produce en un tipo de pérdida que ha estado rodeada por unas características de sufrimiento ilimitado. Por ejemplo, la muerte de una persona joven.

Duelo pospuesto

El mecanismo del dolor tiene una lógica que en ocasiones puede desbordar a la comprensión humana. Así ocurre, por ejemplo, cuando el duelo no se produce en el momento mismo en el que se da el dolor de la pérdida, sino tiempo después. En un primer momento, la persona se incorpora con total naturalidad a su vida cotidiana, sigue con la normalidad de siempre. Y sin embargo, tiempo después surge una circunstancia que reabre la herida y lleva al afectado a un viaje al pasado vivido en presente. En estos casos, la persona vive más tarde la tristeza que tuvo que sanar antes. Por esta razón recibe el nombre de duelo pospuesto. Es decir, el duelo hay que hacerlo siempre en algún momento, es inevitable llorar la pena por la ausencia de una persona querida.

El duelo es una respuesta ante un hecho externo que desencadena una secuencia de emociones y sentimientos. Sin embargo, como vemos en este post, el modo en el que se vive ese proceso, puede ser variable según diferentes factores.


Via psicoblog.com

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