domingo, noviembre 13, 2016

3 pensamientos para aliviar la ansiedad

¿Eres una persona de apariencia tranquila, pero tu mente es un torbellino de ideas y pensamientos confusos y perniciosos?

Si es así, es muy probable que compartas algún rasgo de las personas con tendencia a la ansiedad exagerada. Si coincide con tensión física y psicológica intensa y continuada, el riesgo de sufrir un trastorno de ansiedad va más allá de lo probable.

Esto no significa que estés ante una realidad irreversible. ¡No estás en un hoyo del que no puedes salir!

Si continúas leyéndome, encontrarás algunas reflexiones sencillas y prácticas que te podrán ayudar a mitigar los efectos de esos pensamientos e ideas persistentes que te amargan la vida.

Te invito a  imaginarte cómo quieres sentirte y transformar lo que no te sirve en oportunidades de mejora personal. Estoy convencido que las tres reflexiones y pensamientos que te relato a continuación, pueden ayudarte en este objetivo.


Pensamientos contra la ansiedad

Una de las frases más celebres, cuando nos referimos a la forma de afrontar los conflictos de ansiedad, especialmente cuando estos se convierten en un trastorno es, sin duda:

“Cuando cambias la forma en que miras las cosas, las cosas que miras, cambian también”

Es probable que después de leer esta reflexión consideres dos cosas, o que no la entiendes, o que a ti no te ha pasado nunca algo parecido. Esto mismo nos ha sucedido a muchos. Trataré de explicarte este importante pensamiento anti-ansiedad en pocas palabras.

Aunque no es sencillo saber cómo una situación de ansiedad avanza en la mente de una persona, podemos entender por qué presentimos miedos que se nos repiten de manera preocupante en nuestras cabezas, con solo dedicarle un poco de tiempo a observarnos a nosotros mismos. Es la mejor manera de averiguar qué parte de la ansiedad es tuya y te toca arreglar a ti.

Cuando el Dr. Wayne Dyer difundía esta reflexión entre sus pacientes y lectores, les estaba diciendo que es el poder de tus creencias lo que te capacita o te limita, y marcarán tu actitud  para afrontar los problemas que  te atemorizan y quitan el sueño.

Este pensamiento te propone la necesidad de emplear tu fuerza y tu valor para modificar lo que te perturba, pero también, la serenidad para aceptar que debemos cambiar en nuestras creencias y conductas.

El segundo de los pensamientos o reflexión que te propongo dice:

“En el mismo momento en que decidimos y empezamos a afrontar y tratar nuestro problema de ansiedad, empezamos a sentirnos mejor”

Este es un pensamiento extraordinariamente positivo y eficaz contra la ansiedad. Su eficacia se fundamenta en que el cerebro se modifica continuamente en base a lo que pensamos, sentimos y, finalmente, decidimos hacer.

Cuando decidimos empezar a afrontar nuestro problema de ansiedad, es muy acertado convencernos de la  trascendencia de nuestros primeros pasos. Si estás iniciando un proceso para superar ansiedad, te sentirás mejor cuando empieces a comprobar que has acertado en tu decisión inicial y que el pequeño camino ya recorrido te está alejando de donde no quieres estar (los pensamientos negativos recurrentes).

Los conflictos ansiosos se enquistan con el paso del tiempo. Nuestros miedos pueden inducirnos a “dejar correr” un determinado asunto que nos genera angustia y desajustes fisiológicos, esperado se resuelva por sí solo.

Es en esos momentos cuando debemos pensar y repetirnos esta reflexión: nos ayudará a tomar el impulso necesario para encarar nuestros problemas.

Finalmente, te pido un minuto más de tu tiempo para reflexionar sobre el siguiente pensamiento:

“Cuando sentimos un gran temor ante algo que nos parece inminente, siempre sentiremos alivio cuando el problema ya ha llegado”


¿A quién no le ha pasado que ante la inminencia de un examen, prueba o entrevista, ha creído “quedarse en blanco”, o le han asaltado numerosas incertidumbres sobre su valía y competencia? Seguramente a casi todos nosotros.

Generalmente ocurre que, cuando ya estamos realizando el examen o interaccionando en la entrevista, nos sentimos mejor y más seguros de nosotros mismos.

Darle vueltas a las cosas es algo agotador. Los que rumian constantemente pensamientos anticipatorios catastróficos o de miedos, acaban extenuados y abrumados por las emociones negativas. Luego, suele pasar, que ni el problema era tan imposible, ni nuestra capacidad de respuesta tan mala “como suponíamos”.

Utilizar este pensamiento para amortiguar el impacto de la anticipación de las consecuencias negativas de un problema, que no ha pasado y tal vez no pase nunca, nos ahorrará mucho sufrimiento.
Bien, pero, ¿y ahora qué?

Para empezar, hay que aprender a pensar bien de uno mismo. Necesitamos sentirnos valorados, respetados, aceptados y ayudados, y para ello nuestros primeros pasos tienen que orientarse a superar la tenacidad de los pensamientos negativos. Para ello, esfuérzate en mantener durante más tiempo los pensamientos positivos alternativos.

Imagínate que estás disfrutando de un buen día, familia y trabajo bien, pero de repente asalta tu mente un pensamiento atemorizante. ¿Cómo actuarías?.

Podrías reaccionar como siempre, con ansiedad ante la idea que este pensamiento propone y acto seguido, afanarte en expulsarlo por la fuerza; o bien identificarlo como un temor que observas cómo pasa de largo, sentirte bien por la decisión que has tomado de no preocuparte u obsesionarte.

Sentirás alivio porque ya estás actuando sobre el temor.  Si se repite, vuelve a actuar de la misma manera.

¿Es difícil pensar bien cuando las cosas nos van mal? Desde luego que sí. Si fuera de otro modo no existirían tantas complicaciones para dirigir bien nuestras vidas, para controlar las emociones y las inseguridades en nuestro día a día.

Lo bueno es que como humanos somos extraordinarios para los cambios, si nos lo proponemos y ponemos el empeño suficiente.

Via psicopedia.org

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