lunes, octubre 17, 2016

Depresión y el suicidio en los hombres

Depresión es un término utilizado a menudo en nuestro lenguaje diario para referirnos a una infelicidad clara y comprensible. En realidad, esta palabra debería reservarse para aquellas personas que presentan una disminución significativa y persistente de su humor, que conduce a dificultades para llevar una vida normal. Tales condiciones pueden variar desde la predisposición a un humor bajo (conocido como distimia) a episodios depresivos que pueden variar en intensidad desde relativamente leves a graves.

La depresión será probablemente una de las más extendidas enfermedades del siglo XXI, si no la más. Causa un gran sufrimiento y un número substancial de muertes también. La depresión lleva a una infelicidad en el hogar, a dificultades en el trabajo y a un desorden interno o distrés; desafortunadamente, todavía es poco reconocida como enfermedad, y cuando lo es no siempre se trata adecuadamente. La depresión es más común en mujeres que en hombres, aunque su consecuencia más dramática, la muerte por suicidio, es más común en los hombres.

¿Cómo se diagnóstica la depresión?

El diagnóstico de depresión se realiza cuando diversos síntomas clave están presentes:

    Humor bajo persistente o tristeza vital
    Pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar de cualquier cosa (anhedonia)
    Reducción de la energía y disminución de la actividad normal.

Otros hallazgos también pueden estar presentes como:

    Concentración y atención disminuidas
    Baja autoestima y confianza
    Ideas de culpabilidad y desvalorización
    Una visión pesimista del futuro
    Pensamientos acerca de planear o intentar un suicidio
    Lloros injustificados
    Sueño alterado
    Pérdida del apetito.
    Desinterés en las relaciones sexuales.

La depresión es, a menudo, más difícil de diagnosticar en hombres porque no suelen quejarse de estos síntomas típicos. En los hombres es menos probable admitir alteraciones y si consultan al médico tienden a traducir sus males en quejas físicas concretas.

¿Es muy frecuente la depresión?

En estudios realizados en la comunidad europea, el 2% de la población sufre depresión pura en algún momento de su vida. Algunas personas presentan formas leves de la enfermedad, algunas moderadas y otras personas formas graves, en números aproximadamente iguales. Otro 8% de la población sufre unas formas mixtas de ansiedad y depresión en algún momento de su vida. Otras personas no tienen síntomas suficientemente graves para realizar un diagnóstico de ansiedad o depresión, pero presentan una afectación en el trabajo y en su vida social, y se quejan de síntomas físicos inexplicables. Las tasas de depresión en los últimos años parece que están aumentando. Esta tendencia es preocupante y ha sido discutida ampliamente. La depresión es ahora más diagnosticada en personas jóvenes que anteriormente. Este cambio podría ser un resultado de la creciente fragmentación social, incluyendo la ruptura y transformación de las relaciones familiares observadas durante las últimas décadas.

¿Cómo se trata la depresión?

Los episodios moderados de depresión mejoran a menudo sin tratamiento o responden a medidas sencillas tales como cambio en el ambiente o en la situación familiar. Muchos otros pacientes pueden ser tratados adecuadamente por su médico de cabecera (médico de familia). Sólo una minoría de pacientes debería ser dirigido a los servicios psiquiátricos especializados:

    Aquellos que presenten un riesgo elevado de cometer suicidio.
    Aquellos que no responden a los tratamientos habituales.
    Aquellos en los cuales el diagnóstico sea confuso o difícil de realizar.
    Si la depresión coexiste con otras condiciones que complican el tratamiento, como una enfermedad física adicional.
    Los pacientes con depresión psicótica, que manifiestan delirios( pensamientos anómalos) o alucinaciones, deberían ser siempre enviados a los especialistas.

¿Qué tal su autoestima?

Gustarse es muy importante; vea en qué grado lo hace usted.
Psicoterapia y asesoramiento

Ciertos estudios muestran claramente que los pacientes prefieren afrontar un enfoque psicoterapéutico (hablar acerca de sus problemas) o al menos lo esperan, en combinación con su medicación. La evidencia muestra que ciertas formas específicas de psicoterapia son útiles para los pacientes con depresión. Su utilidad es más obvia en las formas más leves y en la prevención de episodios posteriores de depresión. Los hombres solicitan menos frecuentemente esta forma de tratamiento.

Medicación antidepresiva

Desde los finales de los cincuenta, ha existido medicación efectiva para la enfermedad depresiva. En los últimos años han aparecido nuevos antidepresivos con menos efectos secundarios, efectivos en la mayoría de la gente y fáciles de tolerar. Es importante continuar el tratamiento durante seis a nueve meses, cualquiera que sea el antidepresivo, después de que se hayan resuelto los síntomas, pues de otra manera podrían volver a aparecer rápidamente. Los antidepresivos son igualmente efectivos en hombres y mujeres. Aproximadamente, la mitad de todos los pacientes con depresión solo presentan un episodio en su vida. El resto sufren de una forma recurrente de la enfermedad (sufrirán nuevos brotes cada cierto tiempo).

Teniendo en cuenta esta consideración, el médico podrá estimar como conveniente el prescribir un tratamiento de mantenimiento, que significa continuar los antidepresivos durante unos años, con el fin de prevenir futuros episodios. El arte del tratamiento es combinar enfoques sociales, psicológicos y farmacológicos para reducir el sufrimiento y la mortalidad. La presencia de nuevos antidepresivos y la evidencia creciente de que ciertas formas de asesoramiento (terapia cognitivo-conductual) funcionan, significa que se puede ser optimista acerca del futuro de las personas con depresión. Sin embargo, la depresión se convierte en crónica en un 10-20% de los casos.

Depresión psicótica

Los pacientes con depresión psicótica están seriamente enfermos y casi siempre precisan hospitalización. Es improbable que la terapia antidepresiva por sí sola sea eficaz. Los tratamientos de más habituales son la terapia electro-convulsiva (un tratamiento muy efectivo pero polémico, ya que consiste en aplicar descargas eléctricas al cerebro con anestesia general) o la combinación de un fármaco antidepresivo con un fármaco antipsicótico (utilizado para tratar delirios y alucinaciones).

El suicidio en el hombre

El suicidio representa una de cada 100 muertes pero la mayoría de ellos los realizan hombres. Una reciente tendencia preocupante es el incremento de la tasa de suicidio entre hombres jóvenes (una tendencia no observada entre mujeres jóvenes). La mayoría de estos hombres no han solicitado ayuda antes de su muerte. La tasa de suicidio en hombres también se incrementa en edades comprendidas entre los 65 y los 75 años. Por el contrario, la tasa de suicidio en mujeres varía menos con la edad. Las razones por las cuales los hombres tienen más probabilidad de suicidarse que las mujeres son complejas y no bien entendidas. Sin embargo, diversos indicios nos podrían ayudar a entenderlo.

Factores de riesgo de suicidio

Aparte del sexo masculino, han sido identificados otros factores de riesgo del suicidio:

    Edad: El mayor número de suicidios en los hombres tiene lugar a los 20 años, y después entre los 60 y 70 años.
    Desempleo: La tasa de suicidio se ha relacionado con las subidas y bajadas de las tasas de desempleo en diversos países (la mitad de la cifra récord de 33.000 personas que se suicidaron en Japón durante 1999 estaban desempleados).
    Aislamiento social: Las personas que se suicidan a menudo viven solos y tienen poco contacto con los demás; pueden haber enviudado recientemente o no haber estado casados nunca.
    Enfermedades crónicas: Cualquier enfermedad crónica incrementa el riesgo de suicidio.
    Ciertos trabajos: Las personas con ciertos tipos de trabajo tienen más probabilidades de cometer suicidio. Parece comprobado que existe mayor riesgo en las profesiones en que se producen mayores índices de depresión: médicos, policías, maestros de escuela.

Muchos de los riesgos citados anteriormente afectan a los hombres más que a las mujeres. Es importante recordar que mucha gente presenta estos factores pero que sólo una pequeña minoría se suicidará. Otros factores son también significativos. El factor de riesgo más importante es la presencia de enfermedades mentales. El factor protector más importante es la presencia de un buen soporte de los familiares y amigos.

Enfermedad mental

La investigación ha demostrado que una gran mayoría de los que intentan suicidarse están mentalmente enfermos en ese momento. Dos tercios están afectados por un trastorno depresivo y un 20% por alcoholismo. Entre las personas que sufren enfermedades depresivas graves, un 10-15% acaban suicidándose. Paradójicamente, las enfermedades depresivas son más comunes en las mujeres pero el suicidio es más común entre los hombres. La enfermedad depresiva entre menores de 25 años es probablemente mucho más común ahora que hace 50 años, lo que podría ser la causa de que la tasa de suicidio esté aumentando entre hombres jóvenes. El alcoholismo conduce al suicidio en un 10% de los afectados. Este es mucho más común en los hombres (aunque se esta incrementando rápidamente entre las mujeres). La esquizofrenia (una enfermedad relativamente poco común, que afecta a un 1% de la población) conduce al suicidio en un 10% de los afectados.
¿Por qué la tasa de suicidio en el hombre está aumentando?

Las razones por las que ha aumentado el número de suicidas en los últimos años están lejos de ser claras. Todas las explicaciones propuestas comparten un hallazgo común: el cambio de rol de los hombres en la sociedad.

    La adolescencia se ha alargado, llegando a la edad adulta y a la independencia a una edad más tardía. Hace dos generaciones el trabajo empezaba a los 14 años; hace una generación a los 16, y ahora muchos hombres sólo llegan a una independencia económica cuando cumplen los 20 años o más.
    Los hombres tienen circunstancias más estresantes para conseguir sus objetivos educativos que en el pasado y actualmente tienen menos éxito para ello que las mujeres.
    El trabajo es mucho menos seguro y los periodos de desempleo son la norma para muchos (psicológicamente la amenaza de desempleo es tan dañina como el desempleo mismo).
    El uso y abuso del alcohol se ha incrementando de forma notable desde la Segunda Guerra Mundial. Tal uso es, a menudo, un intento para soportar el estrés y para intentar aliviar algunos síntomas.
    El abuso de drogas ilegales se ha hecho mucho más común (en algunos países se ha demostrado una correlación entre la tasa de suicidio en los jóvenes y la tasa de condenas por delitos relacionados con las drogas)
    Algunos cambios indicativos de una "ruptura de la sociedad" o transformación profunda de esquemas sociales que en tiempos anteriores se hallaban mejor definidos, parecen estar asociados con un aumento de la tasa de suicidio (como por ejemplo, aumento de divorcios, descenso del sentimiento religioso, etc.).

Los niños no lloran

En muchas sociedades, expresar emociones, por ejemplo tristeza, miedo, decepción o rechazo es menos aceptable en los chicos que en las chicas. De ahí el dicho común: "los niños no lloran". Este estereotipo cultural es muy difícil de eliminar, aunque la llegada de los "hombres nuevos" en los noventa ha hecho más aceptable para ellos el abrirse a los demás. Si un hombre, en particular un hombre mayor, llora abiertamente, debe ser interpretado como un signo de depresión grave, por lo que debe recibir la debida atención por parte de su médico y demás profesionales de la salud.

Conducta autolesiva

Algunas personas que intentan suicidarse realmente no quieren acabar con su vida. Imitan el acto suicida tomándose una sobredosis o realizándose cortes. Realizan estas conductas en un intento para cambiar una situación intolerable o para captar la atención de otras personas relevantes en sus vidas. Así este proceso es conocido como conducta autolesiva o parasuicidio. Tales personas obtienen una considerable liberación de su tensión nerviosa o ansiedad al realizar estos actos. La conducta autolesiva es más frecuente en las mujeres que en los hombres, aunque la proporción de conductas autolesivas se esta incrementando últimamente en los hombres. Entre un 10 y 15% de los hombres que intentan suicidarse lo logran. En otras palabras, entre un 85-90% no llegan a cometer el suicidio.

¿Cómo afecta el suicidio en las otras personas?

No es verdad que el suicidio no afecta a nadie excepto a la persona que se quita la vida. Aquellos que se dejan detrás pasarán a través de estadios sucesivos: duelo, negación, rabia, culpa, confusión, deseos de autoprotección para probar que la muerte fue accidental, y quizás depresión y ansiedad.

Barreras que dificultan un tratamiento efectivo de la depresión en los hombres

    Los hombres tienen menos probabilidades de reconocer que se encuentran en situación de estrés o infelices, aislándose en la enfermedad.
    Cuando están afectados es menos probable que consulten con su médico.
    Si consultan a su médico es más probable que se quejen de síntomas físicos (por ejemplo, dolores de estomago) o síntomas difusos o inespecíficos.
    Los profesionales de la salud, a menudo, barajan menos frecuentemente los diagnósticos de enfermedad mental en los hombres.
    Algunos de los hombres jóvenes que se han suicidado sin haber buscado nunca ayuda parecen no tener una enfermedad mental identificable. En este caso podrían estar afectados por dilemas de tipo filosófico-existencial, para los cuales podrían ver en el suicidio una solución adecuada.

¿Qué puede hacer la sociedad?

Algún elemento de la sociedad moderna esta favoreciendo el suicidio de hombres jóvenes, pero al mismo tiempo no esta ejerciendo una influencia entre las mujeres jóvenes. Necesitamos saber más para averiguar por qué ocurre esto y si es necesario la sociedad debería modificar lo que sea preciso de nuestros estilos de vida con el objeto de reducir este peaje de suicidios. He aquí unos datos estadísticos que invitan a la reflexión:

    Cerca del 80% de las mujeres suicidas habían consultado a su médico y recibido tratamiento antes de su muerte.
    Solo el 50% de los hombres había consultado a su médico.
    En hombres menores de 25 años, el porcentaje es aún menor (20%).

Ciertas campañas educativas podrían ayudar a los hombres, particularmente a los hombres jóvenes, a buscar asistencia más que a sufrir sus problemas en silencio.¿Qué puede hacer usted? Si tiene cualquiera de los síntomas de depresión citados al principio, debería consultar al médico; si se siente desesperanzado acerca del futuro, o si la idea del suicidio ha pasado por su cabeza debería ponerse en contacto con él de forma más urgente. Si usted observa signos de depresión en otras personas aconséjeles encarecidamente que lo hagan. Si alguien amenaza con suicidarse tómese la amenaza en serio y no trivialice sobre los posibles motivos. Recuerde siempre que la depresión es tratable y el suicidio, evitable.


Via netdoctor.elespanol.com

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