Estas corazas se van convirtiendo en verdaderas murallas o armaduras que nos ayudan a “sobrevivir en piloto automático” sin sentir gran cosa. Cuanto más grande sea mi armadura, más sensible será mi corazón. Liberarnos de estos disfraces que nos ponemos es clave para tener una mayor salud emocional.
¿Por qué tengo estas corazas emocionales?
Son una manera de defendernos de lo externo, de los demás y de que nos hagan daño. Causas hay muchas pero siempre hay una misma raíz: el miedo. El miedo es el común denominador de todas nuestras corazas
Por ejemplo:
- Miedo a que me dejen
- Miedo a que me hagan daño
- Miedo a vivir
- Miedo a ser auténtico
- Miedo a hacerme mayor
- Miedo a sentir
- Miedo a no sentir
- Miedo al dolor
- Miedo a la muerte
- Miedo a defraudar o decepcionar a los demás
- Miedo a ser feliz
- Miedo a tener pareja
- Miedo a enfadarse
- Miedo al rechazo
- Miedo a que no me acepten
- Miedo a ser diferente
Si queremos seguir con nuestras barreras... lo que hemos de hacer es parecer fuertes, pensar que no necesitamos la ayuda de nadie, ni la compañía de ninguna persona para salir adelante. Además, otra receta para no soltar nuestras corazas sería intentar agradar a todo el mundo y no mostrar nuestros sentimientos ante nadie.
En cambio, para romper las corazas emocionales.....
Para empezar a experimentar y sentir cosas diferentes es necesario empezar por conocernos a nosotros mismos.
“El conocimiento de uno mismo puede matar al dragón del miedo y de la duda”.
Robert Fisher “el Caballero de la armadura oxidada”
Aprender de nuestras conductas, saber qué pensamos, cómo sentimos y qué hacemos con los que sentimos, es el primer paso para empezar a ir desmontando nuestras barreras emocionales.
Para esta ruptura de coraza necesitamos con urgencia: mostrarnos vulnerables, reconocer que no podemos con todo, y sobretodo huir de la perfección.
"No puedo conocer lo desconocido si me aferro a lo conocido".
Robert Fisher. El caballero de la armadura oxidada.
Salir de nuestra zona de confort va a ser fundamental para que nuestra armadura empiece a debilitarse. La confianza en la vida la vamos ganando explorando la vida, no encerrándonos en nuestro mundo interior, sin permitir que nadie nos conozca. Empecemos pues con la tarea de sincerarnos con nosotros mismos y los demás. Sólo así, saltaremos nuestra propia muralla que nos ha costado tanto construir.
Via psicoemocionat.com
0 comentarios:
Publicar un comentario