viernes, julio 15, 2016

Heridas que no cicatrizan: neuropsicología del maltrato a la mujer

Aunque no es aceptable en ninguna de sus formas, a veces el maltrato psicológico es más peligroso que el físico, ya que no lo consideramos como tal y hace el mismo daño

La lucha contra el maltrato a la mujer es una tarea en la cual todos debemos implicarnos.

Hace muy poco, desde la ONU Mujeres, la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, se estableció, por ejemplo, la necesidad de luchar contra la violencia sexual a las mujeres durante los conflictos armados.

Aunque todos tenemos claro que también los hombres sufren agresiones, vejaciones y maltrato físico o emocional, según datos de la propia organización casi el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido algún tipo de violencia.

Son cifras que impactan, no hay duda, y más si nos vamos a países donde el amparo social o legal vuelve la espalda a las mujeres.  Un claro ejemplo de ello es la India, donde casi el 92% de la población femenina ha sufrido algún tipo de agresión.

Las peores heridas no son siempre las que se ven por fuera. Un golpe, una rotura o un bofetón es algo más que una agresión a nuestro cuerpo.

La herida es mucho más profunda. El maltrato ocasiona serias secuelas neuropsicológicas que pasamos a explicarte a continuación.

El maltrato y el impacto en el cerebro de la mujer

En la actualidad, existen múltiples estudios que nos revelan cómo afecta el maltrato al cerebro de los niños. Son traumas profundos cuyo impacto afecta posteriormente a su maduración, a su equilibrio emocional.

Ahora bien… ¿Qué ocurre en un cerebro adulto? La violencia a la mujer tiene, en ocasiones, un componente complejo y particular que tener en cuenta.

En muchos casos, estamos ante una persona feliz, segura de sí misma y con una buena autoestima a la que, poco a poco, el maltrato va quebrando este tejido de salud emocional. De fortaleza.

Lejos de lo que muchos puedan pensar, la violencia puede afectar a cualquier mujer, sin importar su estatus, su edad, religión o cultura (aunque, de hecho, hay una mayor incidencia en contextos desfavorecidos o en países del Tercer mundo).

Un dato importante que hay que tener en cuenta y sobre el que reflexionar es que en la actualidad son muchas las adolescentes que sufren el maltrato psicológico de sus parejas.

Veamos ahora con detalle de qué forma impacta la violencia física y emocional en el cerebro de la mujer.

La violencia en la mujer y la depresión

Según un estudio publicado en la revista ScienceDaily, las mujeres que sufren violencia doméstica durante varios años tienen un riesgo más elevado de sufrir depresiones.

    El informe fue llevado a cabo por un grupo de investigadores del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres (Inglaterra), el Instituto universitario de salud mental de Montreal (IUSMM) y en la Universidad de Montreal (Canadá).

El maltrato en la mujer afecta a su salud y eleva el riesgo de padecer depresión, ansiedad o incluso trastornos psicóticos.

    El impacto de estas situaciones pueden agravarse en caso de que estas mujeres hayan sufrido también en su infancia algún tipo de abuso o maltrato.

Las heridas neurológicas

A la hora de hablar de las heridas cerebrales, hemos de distinguir dos tipos básicos:

    Las heridas traumáticas propiamente dichas, ocasionadas por las agresiones físicas.

    Las alteraciones cognitivas, a raíz del trauma de la violencia y el maltrato sufrido.

En el primer caso, los neurólogos nos indican que, por lo general, se suelen identificar con facilidad aquellas agresiones físicas relacionadas con la violencia doméstica.

    Son traumatismos directos en la cabeza que pueden sucederse de forma puntual o continuada a lo largo del tiempo. Todas esas heridas pueden verse en pruebas de diagnóstico.

    Asimismo, en muchos casos se sufre también pequeñas anoxias durante esas agresiones, instantes en que el cerebro deja de recibir oxígeno.

Es, sin duda, algo muy grave.

    Todo ello ocasiona desde pérdidas de memoria a falta de concentración, una disminución a la hora de tomar decisiones, de comunicar e incluso una ralentización en los movimientos físicos.

Las marcas cognitivas y emocionales

Ya hemos visto que el maltrato físico ocasiona serias secuelas que la mujer puede arrastrar para siempre. No obstante, y no menos relevante, están esas otras marcas que afectan al equilibro emocional y psicológico.

    En ocasiones, no hace falta haber recibido uno o varios golpes para que procesos cognitivos como la atención, memoria o comprensión se vean seriamente afectados.

    Se ha encontrado, por ejemplo, que el nivel de cortisol en la saliva de las mujeres maltratadas es muy elevado.

El cerebro sufre un tipo de estrés postraumático tan elevado que ocasiona no solo un deterioro cognitivo muy patente, sino una sensación de indefensión y miedo acusada.

En conclusión, todo este impacto neuronal hace irremediablemente que esa mujer, antes segura y feliz, experimente que todo su mundo se viene abajo. Son situaciones devastadoras.


Es necesario que tomemos conciencia de esta realidad que, en ocasiones, está mucho más cerca de lo que pensamos.

El maltrato hiere, duele y rompe en pedazos el alma y la mente de la mujer, pero es necesario volver a levantarnos, volver a ilusionarnos por la vida contando con la ayuda de los nuestros y de una sociedad sensible a esta realidad.


Via mejorconsalud.com

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