jueves, julio 21, 2016

Cuando la ansiedad pasa a ser un problema

La ansiedad es un síntoma psicosomático que el que más o el que menos lo ha experimentado alguna vez en su vida, pero a pesar de lo que muchos piensan, hay que aclarar que no siempre tiene que tener una connotación negativa.

Podríamos definir la ansiedad como una respuesta automática que el cuerpo humano experimenta ante una lucha o huida en un momento de amenaza y peligro, pero, ¿en qué momento la ansiedad pasa a convertirse en un problema?

Cuando esta ansiedad sana que puede aparecer por unos nervios puntuales debidos al estrés, al estilo de vida que llevamos o a circunstancias externas y ajenas a nosotros, pasa a ser crónico o lo sentimos acompañado de tristeza, infelicidad, abandono, angustia…A veces, inexplicables.

Esta ansiedad ahora problemática, conocida como patológica entre los especialistas, afecta a nuestro día a día y hace que realizar nuestras actividades diarias y comunes sea un problema añadido. Levantarse, ir a trabajar, relacionarse socialmente e incluso comer son parte de un problema para los que padecen trastorno de ansiedad.

Esta patología puede aparecer a edades bien tempranas a o desencadenarse tras un episodio puntual de nuestra vida. Lo mejor es que cuando se sospeche que se padece acudamos a los médicos especialistas que la tratan. Ellos estudiarán si la ansiedad viene por causas genéticas, hereditarias, por motivos laborales y de estrés o por circunstancias ambientales y sociales.

¿Pero cuando esos nervios, esa sudoración excesiva, esas palpitaciones llegan a convertirse en un problema y en un trastorno de ansiedad? Hay unos factores, que aunque no se muestran por igual en todas las personas, son bastantes destacables:

    Psicológicos: agobio, sensación de amenaza, inseguridad, tristeza, desesperación, desánimo, falta de concentración y memoria…

    Físicos: Falta de aire, sudoración excesiva, taquicardia, trastorno alimentario, vomito, malestar corporal, insomnio…

    Sociales: Dificultad para iniciar conversaciones, exceso de verborrea, irritabilidad, cambio constante de lenguaje corporal, tics nerviosos, dificultad de atención…

Via nosotras.com

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