viernes, junio 17, 2016

Cómo inculcar la esperanza en los niños

Atendiendo a la frase del célebre psicólogo Jean Piaget, quien considera que “el conocimiento es un sistema de transformaciones que se vuelven progresivamente adecuadas”, podemos deducir que la importancia de inculcar la esperanza en los niños, pese a que es uno de los valores que antes desarrollan, pero también de los que pueden desaparecer más rápido con su desarrollo.

Un niño es capaz de esperar un regalo día tras día y año tras año. El pequeño jamás pierde la esperanza cuando realmente desea algo. Ahora bien, según avanza en edad, si el joven se acostumbra a no conseguir nunca nada, también la acabará perdiendo, pudiendo este hecho traer consecuencias nefastas en su psique y desarrollo adecuado.

Resulta por tanto importante inculcar la esperanza en nuestros pequeños. Además, también es básico potenciarla, pues es un valor que no debe perder jamás. Esta es una misión que recae en progenitores, profesores y monitores.

No obstante, también es necesario recordar que no es bueno permitir que el pequeño acabe en actitudes en exceso ingenuas. Es decir, no se debe potenciar la esperanza del niño en conseguir una quimera, un sueño irrealizable o un acto imposible. Es necesario que la potenciación de los valores esté siempre apegada a la realidad si deseamos mejorar su calidad de vida y su desarrollo ponderado y adecuado.
Cómo crear el espacio adecuado para inculcar la esperanza en el pequeño

Para aprender a inculcar y potenciar la esperanza de nuestros pequeños, nos vamos a basar en las teorías de uno de los psicólogos infantiles más importantes del siglo XX. Hablamos de Paulo Freire, que basa su pensamiento en una serie de premisas sencillas y muy útiles:

    Estimulación: un detalle importante que permitirá que el niño siempre mantenga y potencie valores como la esperanza es la estimulación. Hemos de favorecer que el joven pregunte, sienta curiosidad por aprender y tenga interés por descubrir. Enseñarle a experimentar e ir siempre más allá para explorar sus límites es verdaderamente útil y adecuado.
    Ejemplificacion: es complejo tratar de inculcar en el pequeño valores como la esperanza si no le servimos como espejo y ejemplo. Debemos transmitir al niño todo aquello que realmente deseamos que aprenda a través de gestos, palabras, comportamientos, etc.

    “Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo”
    -Paulo Freire-
    Autonomía: la autonomía siempre es importante en la vida de los pequeños. El exceso de protección puede provocar que el joven sobrevalore la esperanza, agarrándose a ella de forma poco sana. Sin embargo, si él tiene libertad para experimentar, comprobar e incluso frustrarse al salir de su zona de confort, su desarrollo será mucho más adecuado.
    Escucha activa: la mejor forma de inculcar en un pequeño cualquier valor es escucharlo de forma activa. En este caso nos ocupa la esperanza, y es necesario que él se sienta comprendido y respetado. De esa forma podrás entablar diálogo de tú a tú en el que podrás explicar claramente todo cuanto quieras decir en tu pequeño y él lo entenderá, lo interiorizará y emitirá sus propios juicios críticos.

    Generosidad: la generosidad es un valor maravilloso que inculcará en tu pequeño nociones de nobleza y empatía. ¿Qué mejor forma de entender la esperanza? Da sin esperar nada a cambio, pues es la manera ideal de obtener recompensas. Lo que no te gusta que te hagan, no lo hagas tú. Con esta actitud, la esperanza rara vez se convertirá en ingenuidad.

    Creación: finalmente, si deseas transmitir valores en el niño como el de la esperanza, lo mejor es formar un espacio creativo en el que la información recibida y transmitida sea útil, con libertad para interpretar, con buena predisposición para adquirir conocimientos y responsabilidades y con ganas de hacerlo todo cada vez mejor.

Como inculcar la esperanza de forma práctica

Una vez hemos creado el espacio de entendimiento adecuado para que nuestro pequeño interiorice valores como la esperanza, llega el momento de poner todo lo aprendido en práctica. Para ello, puedes realizar actividades como:

    Uso de refuerzos positivos cuando el pequeño actúe de forma correcta.
    Paneles para establecer normas a respetar.
    Inculcar el amor por la lectura y los cuentos o fábulas.
    Combinar la experimentación con lo visual, de forma que el pequeño pueda manipular, pero también observar.
    Usar el ejemplo sin diferenciar responsabilidades entre iguales, usando el lenguaje adecuado y respetando siempre la idiosincrasia de cada personalidad.

    “Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre”
    -Paulo Freire-

Inculcar la esperanza en los pequeños y permitir que nunca la pierdan cuando sean mayores es un ejercicio de responsabilidad positiva para el desarrollo del pequeño. A pesar de tener que estar apegados a la realidad, la ilusión y los sueños realizables no se deben perder jamás.

Via lamenteesmaravillosa.com

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