miércoles, abril 20, 2016

¿La ansiedad también le da a los niños?

Aunque en general no es mala, en ocasiones se puede llegar al extremo.

La ansiedad es un mecanismo defensivo, una respuesta de alerta a ciertas situaciones que se dan en la vida y que podrían resultar amenazantes y nos ayuda a tomar medidas de precaución, afirma la psicopedagoga Joanine Leticia Sosa Suárez, por lo que sus comentarios seguramente le ayudarán a detectar con mayor facilidad algún tipo de ansiedad en sus pequeños.

El hecho de que una persona se muestre ansiosa sin llegar al extremo, significa que el cuerpo alerta de que algo está sucediendo, por lo que avisa para que tengas cuidado, es decir, en general la ansiedad no es mala, sino que más bien es un sistema de alerta para que cualquier ser humano note que hay algo en él que no está bien.

Aprender a reconocer la sintomatología de la ansiedad, permite que cualquier persona sepa cómo reaccionar ante algún ambiente o alguna situación que preocupe o alerte, por ejemplo, en el caso de un niño, él reaccionará de una u otra forma si una persona extraña se le acerca, orillándolo a correr hacia ti como madre. La ansiedad no es mala, pero sí afecta cuando se sale de control.

Particularmente los niños atraviesan en diferentes etapas de la niñez situaciones de miedo que generan ansiedad, por lo que lo podrías considerar como algo normal o común en ciertas edades.    

La ansiedad es de origen neurobiológico, es decir, el niño podría ser más propenso a padecerla si algún integrante de la familia ya lo padecido (herencia), por otro lado, si el niño se encuentra estable pero su ambiente (acoso, accidente, maltrato, asalto, etcétera) lo propicia, podría desencadenar o desprender un trastorno.

Síntomas de gravedad

Debes reconocer muy bien la ansiedad y las características de trastornos más graves que requieren de mayores atenciones para poder ayudarlos.

Algunos síntomas de que las cosas se están saliendo de control podrían ser que el corazón de tu hijo lata con mayor rapidez de lo normal, que le suden las manos, se sienta extremadamente nervioso, se muerda las uñas, muestre cambios de actitud, presente malestares somáticos como dolor de estómago o cabeza, que no quiera salir, se vuelva más retraído, más apegado a los padres, más sensible, que llore mucho, que se alimente demasiado, que no duerme bien por las noches, entre otras.

Recomendaciones

    Tenga cuidado con la comunicación, transmita la información de forma adecuada no impactante, pues los niños creen lo que usted les dice. Ejemplo: No hagas eso sino te vas a morir.

    Evite la presión escolar si antes no ha investigado como está el ambiente en el que se desenvuelve o si tiene algún problema de aprendizaje. 

    No tenga expectativas tan altas de sus hijos.

    Ponga rutinas, estructura, límites, los niños lo necesitan para poder sentirse seguros.

    Cuide los horarios sobrecargados, si usted como mamá tiene una vida agitada no intente que su hijo la viva igual, ya que los niños tienen su propio ritmo.

    Procure que sus hijos descansen lo necesario, tengan actividad física y se alimenten correctamente.


Via sipse.com

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