La persona que sufre obsesiones trata de ignorarlas, suprimirlas o neutralizarlas mediante otras ideas o actividades. Aunque reconoce que son producto de su mente y excesivas, a veces se siente incapaz de controlarlas y considera que no encajan en el tipo de pensamientos que debería tener.
Adultos, niños y adolescentes.
Las obsesiones no sólo ocurren en personas adultas, sino también en niños y adolescentes.
A edades tempranas suelen ser difíciles de evaluar y detectar ya que los niños no son conscientes que sus preocupaciones son irracionales, lo más habitual es que comiencen en la adolescencia o la edad adulta. En la infancia la aparición de tics nerviosos asociados es más frecuente que en la edad adulta.
Obsesiones en adultos
- Perfeccionismo
- Preocupación por el orden y la simetría
- Suciedad y gérmenes
- Higiene
- Miedos a hacerse daño
- Contagio de enfermedades
- Seguridad hacia sus figuras de apego (padres, hermanos)
- Características corporales (granos, delgadez)
El punto de partida es identificar los pensamientos repetitivos, evaluarlos e intervenir con ellos. Se trata de abordar las obsesiones, desarrollando estrategias y herramientas que nos ayuden a manejarlas y detenerlas, así como técnicas para superar los problemas emocionales y de conducta asociados.
Es una intervención principalmente cognitiva (pensamiento) y también de conducta, debido a que en ocasiones las obsesiones llevan asociadas compulsiones que la persona lleva a cabo para reducir la angustia que le generan. No debemos olvidar, que en ocasiones las obsesiones están relacionadas con otros problemas como puede ser la ansiedad y la depresión, que también necesitan intervención y tratamiento.
Via psicologiaenzaragoza.es
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