sábado, mayo 23, 2015

Trastorno de pánico: ¿Qué hay detrás de los ataques de pánico?

El trastorno de pánico es una condición real que afecta a muchos en el mundo. Se caracteriza por ataques de temor repentinos, acompañados de una serie de síntomas físicos que pueden causar mucho temor, como palpitaciones fuertes, dolor de pecho, sudoración, vértigo,  debilidad. Durante estos ataques las personas pueden sentir olas de calor o frío, las extremidades tienden a sentirse entumecidas o con hormigueo. También es común que presenten una sensación de ahogo. Los ataques de pánico están acompañados, además de todas estas manifestaciones corporales, de un gran temor a perder el control o enloquecer.

Todas estas sensaciones duran unos pocos minutos, lo cual lo hace difícil de diagnosticar. Además pueden suceder en cualquier momento, incluso mientras la persona duerme. Para quien lo padece, es un trastorno que resulta muy difícil pues se convierte en un ciclo de temor, la persona teme las sensaciones durante el ataque y teme el momento en el que se repita.

¿Qué es lo que pasa?

El trastorno de pánico está directamente relacionado con un estado de ansiedad generalizada, que sensibiliza y predispone al organismo a disparar señales de alerta en cualquier comento. La ansiedad es, básicamente, un mecanismo de respuesta a un peligro  o amenaza y está ideado para protegernos. Cuando nuestro cuerpo percibe un peligro, el cerebro envía una señal de alerta al sistema nervioso. Posteriormente, el cerebro también envía las señales de calma. Estas funciones son controladas por dos secciones del sistema nervioso, el simpático y el parasimpático.

El sistema simpático, entre sus funciones, está encargado de liberar adrenalina, para hacernos reaccionar mejor. Para que el cuerpo recupere su estado de calma (trabajo del sistema parasimpático) se necesita tiempo, pero es seguro que el cuerpo, eventualmente dejará de liberar adrenalina por si solo, así que a pesar de que un ataque de pánico  nos puede parecer eterno, podemos confiar que se acabará.

Si lo pensamos bien, todos los síntomas de un ataque de pánico están relacionados con el reflejo de huir o pelear, pues la idea es preparar a nuestro organismo para lidiar con una amenaza. Por esta razón el corazón bombea más rápido y fuerte, el sistema digestivo se paraliza provocando náuseas, el hormigueo en las extremidades se debe a que el organismo limita el flujo de sangre a estas zonas para dar prioridad a otras partes del cuerpo, las pupilas se dilatan, entre otras reacciones físicas, que fuera de lugar, tienen a asustarnos mucho.

¿Qué hacer?

Como un primer paso se recomienda realizar los análisis médicos necesarios, para descartar enfermedades de cualquier otra naturaleza y de paso, obtener mayor tranquilidad. Es importante estar consciente de que, aunque en su momento los ataques se sienten como algo terrible, no representan un peligro para la vida.

Aunque el pronóstico va de la mano con la gravedad del trastorno, la mayoría de pacientes, con el tratamiento apropiado, pueden controlar las crisis y disminuir su intensidad y frecuencia, además de obtener seguridad y calma en caso de sufrir nuevos ataques.

Superando el pánico

Para poder superar los ataques de pánico, es esencial también superar tu ansiedad. No se trata de nunca sentirte estresado, pues el estrés y la ansiedad son respuestas del organismo que nos son útiles en ciertas circunstancias. Sin embargo, la idea es buscar un balance y un equilibrio.

Via tratamientoparatuansiedad.com

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