domingo, marzo 29, 2015

Depresión: ¿Por qué las mujeres son más vulnerables?

 La sombra de la tristeza patológica acecha en estas fechas proclives a la inestabilidad. ¿Por qué las mujeres la sufrimos más? Las hormonas y las presiones sociales marcan la diferencia.

Hay tanta gente afectada de depresión que algunos médicos la llaman “"el resfriado de la Psiquiatría”". De hecho, una de cada 10 personas desarrollará esta enfermedad a lo largo de su vida, con una diferencia: las mujeres tenemos más del doble de riesgo de padecerla. Probabilidades que aumentan durante la pubertad, el embarazo, el posparto y la menopausia.

Marisa, madrileña de 36 años, lo sabe por experiencia. Al frente del departamento jurídico de una gran empresa, dio a luz a su segundo hijo, Carlos, hace un año, cuando su hija Elena tenía cinco. Con un currículum fantástico y una buena relación de pareja, se sintió frustrada cuando no pudo dar de mamar al bebé. “"Sin saber cómo, noté un gran desinterés por mi hijo y por todo ––explica––. Había tenido un bajón tras el primer parto, eso que llaman “'baby blues'”, pero ahora era una tristeza profunda, que dominaba mi vida. Lo veía todo negro, me sentía culpable por no ser una buena madre, lloraba por cualquier cosa, incluso pensé que no merecía la pena vivir"”.

Eugenia, administrativa en paro de 49 años, tuvo síntomas diferentes. Con un hijo de 23 años estudiando en Alemania, empezó a notar palpitaciones, falta de equilibrio, dolores de cabeza, insomnio y muchísimo cansancio. “"Dejé de salir, me pasaba las horas tumbada, con la televisión encendida, pero sin enterarme de lo que veía, pensando que tenía una enfermedad grave. Mi médico me dijo que eran síntomas de la perimenopausia, que se me pasarían y me recetó antidepresivos. Al ver que no mejoraba, mi marido insistió en llevarme a un especialista"”.

Marisa y Eugenia consultaron, finalmente, al doctor Jerónimo Saiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá de Henares. "“Los tratamientos fueron diferentes en cada caso"”, explica el dr. Saiz. Marisa mejoró en pocas semanas con antidepresivos ISRS. En cambio, Eugenia no respondió a los medicamentos, pero mejoró con una combinación de fármacos y terapia cognitiva-conductual. “"Es importante decir que los tratamientos actuales tienen éxito en un alto porcentaje de los casos y que reducen notablemente el riesgo de recaída, pero tienen que ser personalizados"”, explica este especialista.

Trivializamos la depresión cuando decimos '“estoy depre'” y, a la vez, la infravaloramos pensando que es síntoma de un carácter débil. Sin embargo, las investigaciones indican que es la enfermedad que más sufrimiento produce. “"La persona deprimida piensa que lo ha hecho todo mal, se siente culpable, ve el presente a través de un cristal negro, el futuro con desesperanza y, en algunos casos, aprecia todo desde un prisma tan negativo, que puede llegar al suicidio”, aclara el dr. Saiz. “Es un asunto muy serio, porque al problema se suman bajas laborales, despidos, problemas económicos, separaciones, incomprensión social…...

Tengo pacientes con patologías físicas invalidantes y dolorosas que prefieren curarse de la depresión que de la otra enfermedad. Además, se suma la discriminación de género, que hace que la sociedad reste credibilidad a su problema"”, concluye el experto.

¿Pero por qué las mujeres tenemos más probabilidades de sufrir esta dolencia? ¿Qué factores contribuyen a ese riesgo? Esas son las preguntas que hay que responder y las últimas investigaciones nos dan estas respuestas:

-Genes

Una mujer con antecedentes familiares de depresión tiene mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, esos antecedentes no son una sentencia fija ni significan que quien no los tenga no va a padecerla. Para que esta se dé, tiene que haber una combinación de genes con factores psicológicos y del entorno.

-Hormonas

Cambios en los niveles de hormonas femeninas influyen en la química cerebral que controla las emociones. Hay momentos en que esos cambios son especialmente intensos:

-Pubertad: Si las tasas de depresión en la infancia son similares en ambos sexos, ¿por qué casi se duplican en las niñas al llegar a los 15 años? Varios estudios lo atribuyen a cambios hormonales de esa etapa y, también, a presiones sociales que hacen que las adolescentes busquen más la aprobación externa. Por si fuera poco, las niñas tienen más probabilidades de sufrir maltrato o abuso sexual, discriminación de género y otros traumas. Un estudio ha comprobado que más del 70% de las adolescentes con depresión habían sufrido alguno de esos problemas estresantes con anterioridad, frente a solo el 14% de los chicos.

-Trastorno disfórico premenstrual: Algunas mujeres sufren depresión, ansiedad y cambios de humor en la semana anterior a la menstruación. “"Alteraciones en la química cerebral podrían aumentar la sensibilidad a los cambios hormonales previos a la menstruación y explicar todos esos síntomas"”, señala el doctor Saiz.

-Depresión posparto: Cambios hormonales y físicos, el propio estrés del parto y la responsabilidad de criar a un niño se alían, aumentando el riesgo de depresión. Haber sufrido esta enfermedad con anterioridad es otro factor de riesgo. “"Ojo: no hay que confundir un episodio de bajón pasajero, el “baby blues”, con esta patología, un trastorno mucho más grave, que exige tratamiento"”, puntualiza el dr. Saiz.

-Perimenopausia: Aunque muchas mujeres atraviesan sin problemas los vaivenes hormonales de este período que precede a la menopausia, un porcentaje desarrolla depresión.

-Química cerebral

"“La depresión es una enfermedad física"”, declara tajante el especialista. Imágenes de resonancia magnética demuestran que zonas del cerebro que controlan el estado de ánimo, el sueño, el apetito o el comportamiento no funcionan normalmente en las personas que padecen una depresión. A la vez, esta enfermedad conlleva desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina, la dopamina o la norepinefrina. De ahí que los antidepresivos que actúan directamente en esos neurotransmisores sean eficaces en muchos casos.

-Respuesta al estrés

La pérdida de un ser querido, un divorcio, la doble jornada laboral (en la oficina y en casa), las presiones en el trabajo, el maltrato físico o psicológico, o cualquier otra situación especialmente estresante puede favorecer la aparición de la depresión. “"A eso hay que añadir que las mujeres rumian más cualquier tipo de problema que los hombres, lo que aumenta el riesgo de padecerla"”, explica el doctor Saiz. Por su parte, los hombres con estrés excesivo tienden a refugiarse más en el alcohol, las drogas, el juego o en otras formas de evasión.

-Presiones socioculturales

La sociedad actual se mueve en una contradicción: exige a las mujeres que cumplan con su trabajo al mismo nivel que los hombres y, a la vez, les presiona para que sigan respondiendo al rol tradicional de mujer: atender el hogar, a los hijos, a los padres y familiares enfermos... todo ello sin descuidar su aspecto. A su vez, las mujeres que, por cualquier razón, no pueden trabajar fuera de casa se sienten apartadas de esa misma sociedad, que les impide un acceso equitativo al mundo laboral. Esas presiones fomentan la frustración y podrían explicar por qué los casos de depresión aumentan en la mujer occidental.

-Esperanza de vida

Las mujeres tienen mayor esperanza de vida que los hombres (85,61 años, frente a los 79,99 años masculinos) y de ahí que acaben enfrentándose a más problemas de soledad, precariedad económica, salud y otros factores que aumentan el riesgo de sufrir esta patología.

-Ayuda médica

Las mujeres buscan más ayuda médica y tienen menos dificultades para comunicar sus problemas que los hombres. Por esa mayor capacidad, médicos y psiquiatras reconocen que tienen más probabilidades de diagnosticar depresión a una mujer que a un hombre. ?

Unión de problemas

-Un porcentaje significativo de mujeres con depresión sufren además trastornos alimentarios (como anorexia, bulimia o alimentación compulsiva) o trastornos de ansiedad (como el trastorno obsesivo-compulsivo, el de pánico, la fobia social y la ansiedad generalizada). En cambio, el alcoholismo, la drogadicción o la ludopatía son más comunes en la depresión masculina. Otras enfermedades que pueden incluir síntomas de depresión son la diabetes, el cáncer, la enfermedad cardiovascular, los problemas tiroideos, la enfermedad de Parkinson y la esclerosis múltiple.

¿Cómo se trata?

-Actualmente, los tratamientos más comunes son los fármacos antidepresivos combinados con la psicoterapia. Los antidepresivos más utilizados son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), ya que, según los estudios, tienen menos efectos secundarios que los antiguos antidepresivos. Dicho eso, los medicamentos afectan de forma completamente diferente a cada persona, por lo que el tratamiento debe ser siempre personalizado.

Via mujerhoy.com

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