El estilo de vida influye en el estado anímico, no hay duda. Cada vez hay más evidencia científica sobre la importancia de la calidad de vida para mantener una buena salud mental. Esto explica que los profesionales relacionados con la salud mental recomienden a sus pacientes con depresión cambios en su estilo de vida que les ayuden a mejorar el estado de ánimo y a aliviar muchos de los síntomas de la depresión.
La dieta, la actividad física y el tabaquismo son algunos de los aspectos directamente relacionados conseguridad-alimentaria los trastornos del comportamiento. Se ha demostrado que el estilo de vida influye en la aparición de la depresión y pueden contribuir a superarla.
Se ha visto que existe una asociación entre una baja actividad física durante la infancia y la depresión en el adulto. También se ha evidenciado que el ejercicio físico es altamente efectivo como tratamiento de la depresión. Por otra parte, se sabe que las personas fumadoras y las menos activas físicamente, presentan más signos de depresión en comparación con las no fumadoras y las que realizan alguna actividad física.
La relación dieta-depresión merece una mención especial. De la misma manera que se conoce el beneficio de una dieta saludable en la reducción del impacto de enfermedad cardiovascular, obesidad, algunos tipos de cáncer y demencia, en los últimos años la relación entre dieta y depresión ha despertado especial interés entre los investigadores lo que ha hecho que cada vez dispongamos de más información sobre los beneficios de determinados nutrientes en el estado de ánimo del paciente con depresión.
La globalización de la industria alimentaria ha producido como consecuencia la globalización del sobrepeso y la obesidad en el mundo. El patrón de alimentación saludable o tradicional, se basa en la ingesta de nutrientes provenientes de vegetales, frutas, cereales y pescado; el patrón de alimentación no saludable u occidental se basan en la ingesta de productos industrializados. Los datos señalan que la depresión es más prevalente en países con estilo de vida más occidental mientras que las personas que siguen una dieta mediterránea rica en verduras, frutas, frutos secos, cereales, legumbres y pescado, presentan menos depresión.
Las deficiencias nutricionales no solo se relacionan con el riesgo de padecer depresión sino que también juegan un papel esencial en la severidad y duración de la enfermedad. De hecho las personas que sufren depresión comúnmente presentan carencias de nutrientes específicos: ácidos grasos omega 3, vitaminas del complejo B y aminoácidos precursores de neurotransmisores.
Se ha estudiado el beneficio de complementar la dieta de personas con depresión con diferentes nutrientes y los resultados muestran que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (EPA y DHA procedentes de aceite de pescado) y el folato pueden mejorar los síntomas de la depresión.
En definitiva, sabemos que una vida saludable que incluya el ejercicio y el aporte adecuado de determinados nutrientes, puede ayudarnos a prevenir la depresión y a mejorar sus síntomas.
Via actualidadfarmaceutica.es
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