viernes, julio 18, 2014

¿Cómo se puede reconocer a un adicto?

Muchas de las consultas que reciben en CETPAG (Centro de Evaluación y Tratamiento Psicológico de Adicciones en Granada) son de familiares (padres, hijos, hermanos o parejas), que demandan información sobre cuáles son las características que diferencian a un enfermo de adicción de un consumidor social. Como explican sus especialistas, lo primero que hay que distinguir es si el sujeto usa, abusa o depende de esa sustancia (alcohol, marihuana, cocaína…), o de una determinada conducta (uso de juegos, móviles, ordenadores, compras, etc).

El uso se refiere al consumo de sustancias o la realización de una conducta sin repercusiones clínicas ni sociales, de forma que suele entenderse como algo ocasional o episódico. El abuso implica un patrón de consumo o uso intenso y prolongado en el tiempo, que puede conllevar riesgos importantes para la salud del sujeto. Pero cuando hay una enfermedad de adicción, se habla de dependencia, un patrón desadaptativo de consumo, que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo y con una serie de características que podemos resumir en:

•Negación, la persona no reconoce tener un problema y miente para no hacer frente a él.

•Pérdida de control, aunque lo intente no puede dominar su consumo o su uso.

•Tienen necesidad de cantidades cada vez mayores de la sustancia psicoactiva para conseguir el efecto deseado o de tiempo en caso de adicciones conductuales. El efecto disminuye de forma acusada con su consumo o uso continuado. Este fenómeno recibe el nombre de tolerancia.

•Aparición del síndrome de abstinencia, de forma que la administración de la misma sustancia, de otra con propiedades similares o la realización de la conducta adictiva, alivia o evita los síntomas de abstinencia.

•Surge un cambio en el objetivo. Cuando los sujetos comienzan a consumir o a realizar una conducta, lo hacen porque encuentran algún beneficio en ello, sin embargo, cuando la persona enferma consume lo hace para aliviar el malestar de la abstinencia.

•La persistencia en el consumo o uso a pesar de que el sujeto reconoce que ésta es la causa de sus problemas psicológicos, físicos, etc.

•Déficit en algún área. Siempre existe algún problema personal, frustración o  vacío que la persona quiere sustituir con el consumo o con la implicación adictiva.

•Deterioro de diversas áreas de la vida cotidiana: familia, trabajo, amistades…

Finalmente todo gira en torno a la búsqueda y el consumo de la sustancia o a la realización de la conducta. Se convierte en el centro de su vida. Estos pacientes no pueden salir por si solos, necesitan de profesionales como los de CETPAG para recuperar el control de su vida.

Via salud.ideal.es

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