jueves, mayo 15, 2014

El eterno odio entre suegra y nuera, ¿cómo superarlo?



Denostada hasta la saciedad, la impopular figura de la suegra lleva años siendo el blanco fácil de bromas y chistes. Y aunque la mala prensa que se asocia a este personaje es a menudo injusta, lo cierto es que a muchas mujeres el llevarse bien con sus suegras les supone un esfuerzo mayúsculo. ¿Qué hace que se forje un vínculo tan tenso entre ambas? ¿Cómo podemos mejorar una relación históricamente destinada a navegar por aguas turbulentas?

La incógnita del porqué de la difícil relación entre suegras y nueras ha sido objeto de numerosos estudios en el campo de la psicología. Tras 20 años de investigación, la Doctora Terri Apter concluyó que más del 60% de las mujeres tildan de hostil y difícil la relación que mantienen con la madre de su pareja. El 55% de las suegras, por su parte, afirman sentirse incómodas ante la presencia de sus nueras. ¿A qué se debe la contienda? ¿De dónde nace el conflicto?


¿Por qué nos llevamos mal las suegras y las nueras?

Del clásico “Siempre pone pegas a lo que cocino y me juzga constantemente”, al “Se entromete en todo y me hace sentir que no soy lo suficientemente buena para su hijo”. Hemos escuchado comentarios de este tipo en numerosas ocasiones. Aunque se trata de madres que solo quieren lo mejor para sus hijos, se nos hace difícil mostrarnos comprensivas ante algunos de sus comportamientos.

Los conflictos suelen surgir porque ambas partes sienten una invasión de territorio. Una suegra a menudo es incapaz de compartir con otra persona el hijo al que lleva 20 años criando y siente que alguien está intentando ocupar su lugar. Estos miedos van intrínsecos en la naturaleza protectora de la madre.

Ocurre también que algunas suegras viven con una idea preconcebida de la nuera que quieren tener; al no cumplirse las expectativas, se desencadena un sentimiento negativo, casi involuntario, y se consideran las decisiones de la nuera como actos de rebeldía.

Por su parte, las nueras son conscientes de lo fuerte que puede ser el vínculo entre madre e hijo y temen no ser capaces de mantener nunca una relación igual de sólida. Saben que se les exigirá mucho, y la presión les genera inconscientemente rechazo, inseguridad y temor.
¿Cómo nos afecta el mantener una mala relación con la suegra?

Cuando ni nuera ni suegra quieren aceptar que ambas necesitan reconocimiento y respeto mutuo, el conflicto puede agravarse, incluso acarreando enfermedades que necesitan tratamiento psicológico, tales como la depresión o la histeria. La mala relación acaba resultando en una guerra en la que no hay bandos ganadores, solo perdedores.
“No quiero perder a mi hijo, quiero ganar a una hija” es un dicho bien arraigado al acervo popular, ¿por qué no intentar seguirlo a raja tabla?
5 consejos para ser una buena nuera

Ponte en sus zapatos: Piensa que algún día tú también tendrás hijos e imagina los sentimientos que se te despertarán: celos, temor a perder a lo que amas incondicionalmente, miedo a la soledad, nostalgia, etc.

Evita la rivalidad: acepta la experiencia de tu suegra y busca su orientación para hacerle sentir que la valoras. Asume que las dos tenéis defectos y esfuérzate por mantener la cordialidad, por el bien de tu relación de pareja.

No compares: No dejes que la relación que mantienes con tus padres sea el único espejo en el que mirarte, el trato es muy diferente y comparar no hará que las cosas cambien.

Escoge bien tus palabras: Si hay alguna actitud de tu suegra que te estás molestando y haciendo daño, no dejes que la pelota se haga más grande ni tampoco se lo recrimines a tu pareja. Cuéntale a tus suegras cómo te sientes cuando los ánimos estén calmados, remarcándole que aprecias su implicación pero dejando claro, de la manera más cordial posible, que tienes derecho a tomar decisiones propias.

No faltes nunca al respeto: Aunque la relación sea muy tensa, nunca cruces la barrera del respeto; es la madre de tu pareja y vuestras vidas van a estar ligadas siempre, por mucho que eso no te guste.
5 consejos para ser una buena suegra

Acepta que tu hijo ha crecido: En ocasiones no podemos evitar ver a nuestros hijos como los niños que un día fueron. Ten en cuenta que debe aprender a tomar sus propias decisiones y a desarrollar su vida de manera independiente.

No intentes imponer tus normas: Tú has criado a tu familia de mejor manera que has sabido. Es el turno para que tu hijo y su pareja determinen por sí mismos la pauta a seguir, tanto en lo relativo a la educación de tus nietos como en la forma en la que llevan su casa.

No quieras cambiar a tu nuera: Seguramente imaginabas un prototipo de nuera perfecta y al final no se han cumplido tus expectativas. Acepta que tu nuera tenga su propia personalidad y, aunque no compartas algunas de sus formas de actuar o de pensar, ten en cuenta que son precisamente esas características las que han enamorado a tu hijo.

Acepta que cada una tiene sus roles: Desear lo mejor para tu hijo es normal, pero no quieras que lo atienda igual que lo haces tú. Aprende a diferenciar entre el amor hacia un hijo y el amor hacia una pareja.

Ofrece tu ayuda, no la impongas: Aunque a veces no lo sepas ver, tu nuera valora que seas una mujer más experimentada y aprecia que intentes orientarla. La decisiones que tome quizá no serán las que tú hubieras tomado, pero debes entender que no se trata de tu vida, sino de la suya.

Via mundopsicologos.com

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