sábado, mayo 17, 2014

Diez síntomas de la depresión adolescente... y cinco maneras de combatirla



Cambios en el sueño y en la alimentación, falta de autoestima, bajada del rendimiento escolar, comportamientos violentos... Los síntomas de depresión adolescente son variados y complejos.
   
El apoyo familiar y escolar será esencial para que el adolescente acuda a un especialista, construya una rutina y vuelva a estar activo.

Ser adolescente implica sufrir potentes cambios emocionales y físicos que nos conducen a la etapa adulta. Pero sufrir rebotes en el estado de ánimo, aislarse o sentir una continua desazón y desánimo de manera prolongada pueden ser signo de que nuestro hijo está sufriendo una depresión.

Instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud, la National Association of School Psychologists, el National Institute of Mental Health o la prestigiosa Clínica Mayo disponen de guías con síntomas y recomendaciones para atajar un transtorno que ya es la tercera causa de suicidio entre los más jóvenes.

Estos son los síntomas más comunes que nos indican que la salud mental de un adolescente está en peligro:

1. Desorden en el sueño. El cambio en los hábitos de sueño es una de las primeras evidencias físicas de la depresión. Un adolescente que apenas duerme o que pasa en la cama más horas de lo normal puede estar sufriendo un transtorno depresivo.

2. Cambios en la alimentación. Los extremos también se tocan en este supuesto: perder totalmente el apetito o comer demasiado son una mala señal. Los transtornos alimentarios, como la anorexia o la bulimia, pueden, de hecho, ir ligados o generar una depresión.

3. Pérdida de interés en las actividades que antes realizaba. Que un adolescente deje de disfrutar de sus 'hobbies' es una preocupante señal de que algo va mal. En muchas ocasiones, el afectado se mostrará aburrido y querrá estar solo con frecuencia.

4. Los amigos, de lado. La depresión también suele apartar de sus amigos al adolescente, que muestra desinterés por ellos y en muchas ocasiones prefiere estar solo.

5. Enfados y sollozos espontáneos. La irritabilidad y la tristeza son dos características comunes en los pacientes que sufren depresión. En el caso de los más jóvenes, los arranques de ira y los lloros pueden surgir sin causa aparente y deben ser motivo de preocupación si se hacen frecuentes.

6. Falta de concentración y bajada del rendimiento escolar. Un adolescente deprimido suele sufrir una baja concentración, además de una dificultad para recordar cosas y tomar decisiones. Es común que estos síntomas se plasmen en peores resultados académicos.

7. Comentarios despectivos hacia uno mismo. La falta de autoestima es un rasgo típico entre los adolescentes que se están desarrollando, pero que se convierta en un problema crónico que genera comentarios autodespectivos puede ser un signo de depresión. La culpa exagerada, las críticas desmesuradas o la necesidad de apoyo incondicional ante el fracaso también levantan las alertas.

8. Peleas con otros compañeros y comportamientos criminales o de riesgo. Si el adolescente comienza a implicarse en acciones violentas, a hacer 'bullying' o a pelearse con otros compañeros, puede estar sufriendo un transtorno depresivo. Los comportamientos sexuales de riesgo y el aumento en el consumo de alcohol y drogas también entran en esta categoría.

9. Huídas. Escaparse de casa puede ser un síntoma de depresión que debería alertar a los padres u otros familiares.

10. Pensamientos suicidas. Son, en muchos casos, la prueba definitiva de que el adolescente está sufriendo una depresión. Es frecuente que estos pensamientos, centrados en la muerte o el sinsentido de la vida, se acaben verbalizando en frases como 'Me quiero morir' o que, desgraciadamente, se vean reflejados en intentos de suicidio o de auto-castigo como los cortes.

Cinco consejos para sanarla

1. Sentarse a hablar. El primer paso para conocer a qué responden los comportamientos del adolescente es intentar indagar en las causas. Algunos de estos síntomas pueden aparecer durante una etapa y desaparecer después como consecuencia de la propia adolescencia. Pero es importante dialogar para saber si el adolescente es consciente de su problema y si puede manejarlo sin ayuda externa. Si hay pensamientos de suicidio evidentes, es importante no abordarlos como un tabú y afrontarlos directamente. El apoyo de la familia y el reforzamiento de los lazos entre sus miembros será un pilar esencial en su recuperación.

2. No tener miedo al médico. Si los síntomas parecen difíciles de manejar, lo ideal es acudir a un especialista en la materia. Un psiquiatra y un psicólogo podrán determinar si el adolescente sufre un transtorno depresivo y asignar un tratamiento para él si es necesario.

3. La terapia, lo más curativo. Aunque la administración de antidepresivos es una práctica común que puede ayudar al joven, la curación completa no llegará si éste no aprende a manejar sus sentimientos. En el caso de depresiones leves no hará falta asignar un tratamiento farmacológico: sólo encontrar una vía de expresión y canalización de los sentimientos a través de los médicos de atención primaria y los psicoterapeutas.

Los psicólogos escolares y los grupos de terapia también pueden ser muy útiles para que el adolescente se haga cargo de su situación y empiece a recorrer el camino para salir de la depresión. El papel de los colegios será muy relevante para echar una mano a aquellos jóvenes que se sientan apáticos y evitar que comportamientos abusivos o violentos se extiendan entre las aulas

4. Planificar y construir rutinas. Un adolescente deprimido probablemente tendrá un horario de sueño caótico y un desinterés general por las actividades del día a día. Por eso es recomendable ayudarle a confeccionar un horario que no sea demasiado exigente pero en el que se excluyan siestas, se establezca una hora para acostarse e incluya una serie de actividades que el joven quiera realizar cada día. Compartir los progresos con otras personas ayudará a animarle.

5. El ejercicio físico, una buena medicina. Realizar una actividad física que se adecue al joven y que le ayude a canalizar el estrés puede ser una manera de combatir sus sentimientos de tristeza. Si se realiza al aire libre o en grupo será todavía mejor.

Via noticias.lainformacion.com

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