lunes, abril 21, 2014

¿Mito o realidad? la depresión primaveral

No es extraño encontrar gente que asegura sentirse más desganada cuando llega el buen tiempo, experimentando estados de tristeza y melancolía que poco o nada tienen que ver con su forma habitual de sentir. Lo cierto es que son muchas las personas que manifiestan esta sintomatología y ello da que pensar a la hora de interpretar si realmente existe la Depresión Primaveral o si, por el contrario, no es más que un concepto inventado por la sociedad que no tiene ninguna repercusión a nivel clínico.

Antes de debatir acerca de la existencia o no de la Depresión Primaveral, quisiera dedicar unas líneas a hablar sobre la Depresión propiamente dicha. Los trastornos depresivos podemos entenderlos como una enfermedad peligrosa cuyas causas son múltiples, pudiendo aparecer como enfermedad primaria (por ejemplo, por herencia genética) o como trastorno secundario (es decir, manifestarse como efecto a la aparición de un cáncer o cualquier otro tipo de enfermedad).


Los síntomas de dichos trastornos afectan fundamentalmente al funcionamiento de la mente humana, aunque por supuesto también al cuerpo. Desde luego, todo va a depender de la interpretación que cada uno haga de sus circunstancias vitales; así, nos podremos encontrar con personas que ante una enfermedad de gravedad considerable reaccionen de manera positiva y adaptativa, poniendo en marcha mecanismos defensivos y de protección personal que le permitan afrontar y/o superar dicha enfermedad sin llegar a caer en un trastorno depresivo. No obstante, también hay personas que ante la mínima adversidad se derrumban y no encuentran la manera de poner en marcha los ya mencionados mecanismos de adaptación personal. No por ello son más débiles o menos valientes, sino quizá más vulnerables.

Después de investigar, he de decir que no puedo afirmar la existencia tal cual de la Depresión Primaveral como etiqueta diagnóstica, pero sí que es cierto que existe un gran número de personas cuyo estado de ánimo se ve empeorado con la entrada de la estación primaveral. Se ha estudiado mucho sobre el Trastorno Afectivo de Invierno, periodo en el que las personas se deprimen a causa de la disminución de la luz y las bajas temperaturas; en este caso, los sujetos que lo sufren tienden a mejorar con el paso del invierno a la primavera y el verano y responden bien a terapias luminosas. Sin embargo, con respecto a las alteraciones afectivas relacionadas con la primavera, los estudios son más escasos. Por tanto, en este sentido, solamente podemos hablar de hipótesis.

Aunque son muchas las hipótesis que existen al respecto, en este artículo voy a hacer mención a dos de ellas por ser consideradas como las más lógicas y explicativas de la aparición de la sintomatología depresiva primaveral.

La primera de ellas es de carácter biológico, y establece que la llegada de la primavera trae aparejado un incremento a la exposición de la luz solar, hecho que produce una mayor sensibilidad a los cambios emocionales como consecuencia de la secreción de la hormona llamada “melatonina” relacionada con los ritmos circadianos de sueño-vigilia y con el estado de ánimo. Dicha hormona, activada por la entrada de la luz solar a través de nuestros ojos, llega hasta la glándula pineal, encargada de la liberación de dicha hormona.
La segunda hipótesis, de índole social, plantea que con la llegada de la primavera, aquellas personas que suelen tener niveles bajos de calidad de vida (poca actividad laboral, sedentarismo, escasas relaciones sociales…), pueden sufrir una presión social a sentirse “obligados a estar bien y felices”, presión que no resulta en absoluto beneficiosa para estos sujetos y que les lleva a “fingir” un inexistente estado de ánimo alegre que les ocasiona síntomas depresivos por no conseguir sentirse como la sociedad estipula.

En definitiva, y a modo de conclusión, decir que no se puede afirmar que la Depresión Primaveral sea un mito pero tampoco una realidad. Lo que sí sabemos es que en primavera algo ocurre que altera los estados emocionales de algunas personas, más de las que imaginamos, llevándoles a experimentar cierta sintomatología depresiva.

Via eldiadigital.es

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