martes, abril 08, 2014

Los ocho hábitos que causan depresión


¿Sabías que la alimentación, el ejercicio, el contacto con la naturaleza, la respiración o la dirección de la mirada puede influir, a la larga, en estados depresivos?

Las causas pueden ser muchas, pero si intentamos cambiar algunos pequeños hábitos que influyen en ella, también podemos notar mejoría en poco tiempo. Te invitamos a conocer estos hábitos dañinos que quizás estás haciendo cada día inconscientemente.

Falta de nutrientes

Aunque nos pueda parecer extraño, lo cierto es que la depresión está relacionada con el sistema nervioso, y éste se nutre también de los alimentos que tomamos. Concretamente, necesita diariamente los siguientes nutrientes para estar equilibrado y, por lo tanto, para evitar la depresión y otros trastornos nerviosos:

    El magnesio, que encontramos en las nueces, las verduras de hoja verde, los aguacates
    El triptófano, presente en el cacao
    Los ácidos omega 3 de las semillas de lino
    La vitamina B12, que contienen las sardinas, los huevos, los derivados lácteos
    El ácido fólico, presente en la fruta y en las verduras de hoja verde

Alimentos dañinos

Por otro lado, hay alimentos que directamente actúan como veneno, ya que roban las vitaminas y minerales a nuestro organismo, nos causan adicción, alteran el equilibrio natural de nuestros órganos y contribuyen a empeorar el estado de ánimo. Estos son:

    La carne consumida en exceso
    Las grasas saturadas
    El aspartamo (edulcorante artificial)
    Los conservantes y los colorantes artificiales
    El azúcar blanco y las golosinas
    Las bebidas artificiales
    El alcohol

Falta de ejercicio

El ejercicio es imprescindible para la vida y además nos ayuda a generar endorfinas, las hormonas de la felicidad. Muchas personas creen que el ejercicio es necesario sólo para conseguir un peso correcto, pero el ser humano ha realizado ejercicio siempre, antes para sobrevivir, y ahora más bien por una cuestión estética. Pero al fin y al cabo, lo importante es hacerlo. Justo al terminar de hacerlo ya notaremos una gran mejoría.
Mirar hacia abajo

Seguramente nos sorprenderá, pero los movimientos oculares también se relacionan con nuestro estado de ánimo. Mirar hacia abajo se relaciona con sentimientos negativos, por lo que podemos hacer la prueba de intentar mirar hacia arriba y no dejar los ojos fijos, si no intentar fijarnos en detalles de las alturas. Este ejercicio es sencillísmo y no cuesta nada intentarlo.

No tratar los conflictos internos

Según algunos terapeutas, en la mayoría de depresiones hay que buscar el origen del problema, ya que suele haber un conflicto, yel problema es cuando lo ignoramos y esperamos que el tiempo lo esconda. Quizás la persona está haciendo algo que no quiere hacer, quizás tenga una acumulación de rabia o tristeza contenida. Para tratar estas cuestiones emocionales recomendamos la homeopatía y las Flores de Bach, ya que no tienen contraindicaciones ni efectos secundarios, y se pueden tomar a cualquier edad.
Nos olvidamos de la naturaleza

Los desequilibrios psíquicos son cada vez más habituales y en personas más jóvenes. Uno de los factores que puede haber influido en ello es la falta de contacto con la naturaleza. El color verde es un equilibrante natural y los baños de sol son imprescindibles especialmente cuando no estamos bien. Hay personas que intuitivamente sienten esa necesidad, pero en realidad todas lo necesitamos. Si vivimos en una ciudad, al menos los fines de semana deberíamos intentar buscar entornos naturales.

Apenas respiramos

Hoy en día respiramos lo justo para sobrevivir, pero cada célula de nuestro organismo necesita oxígeno, por lo que si no se lo damos la estamos sometiendo a una situación de estrés. Es importante aprender a respirar correctamente, y para ello podemos realizar algún tipo de terapia (yoga, tai-chi, antigimnasia, feldenkrais…)

Falta de contacto

Una persona con tendencia a la depresión suele aislarse y a evitar el contacto con otras personas, tanto conocidas como las más cercanas. Por ello deberemos luchar por recuperarlo, aunque inicialmente nos cueste. Una buena opción, por ejemplo, es la de dejar que nos realicen masajes. Y mejor todavía si  para ello usamos aceites esenciales con propiedades para levantar el ánimo, como son el de orégano, lavanda, manzanilla, bergamota, geranio, jazmín, limón, madera de sándalo, mandarina, melisa, naranja, neroli, petitgrain, pomelo, salvia clara, verbena de limón e ylang-ylang. En este caso podemos olernos y dejarnos guiar por nuestra intuición. Una vez lo hayamos escogido podemos mezclarlo con nuestra crema hidratante.

Fuente mejorconsalud.com

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