domingo, noviembre 10, 2013

La baja tolerancia a la frustración

La baja tolerancia a la frustración, una bomba de tiempo emocional

La frustración es un sentimiento de impotencia, una respuesta emocional que emerge cuando ciertos deseos y expectativas no pueden ser cumplidos. Junto con la ira, la frustración es una de las emociones humanas más comunes, que si no aprendemos cómo manejarla y eventualmente superarla, acarrea como consecuencia un sentimiento estable de decepción.

El no poder resolver los sentimientos de frustración puede llegar a provocar desmotivación y abandono de todas las metas y proyectos en cualquier plano de nuestra vida. Claro, la vida en sí no es fácil y la capacidad de controlar los reveses que el destino nos depara requiere de paciencia, si no ¿qué sería de nosotros si al primer signo de frustración “tiráramos la toalla”?

¿Por qué es importante aprender a tolerar las frustraciones?

Como cualquier otra emoción, la frustración tiene que ser controlada y canalizada de manera positiva, de forma que la persona sea capaz de afrontar las dificultades y limitaciones que se le presentan en el día a día.

Es importante recordar que la frustración en sí, es un sentimiento transitorio, un estado de incertidumbre que no nos define como personas. Debemos comprender que pasar por una situación frustrante no significa fracaso alguno, y que desarrollar una tolerancia a la frustración envuelve un proceso de aprendizaje que se inicia desde la infancia misma y nunca se acaba.


¿Cuáles son sus causas?

La baja tolerancia a la frustración depende de estos aspectos principales:

1) El individuo tiene una percepción distorsionada de las situaciones que vive, pues sólo ve el aspecto negativo de las cosas.

2) La persona tiene tendencia a querer controlar cada evento de su vida, y la inhabilidad de mantener este control se ve reflejado en un sentimiento de desánimo.

3) De igual manera, el sujeto siente incapacidad de soportar el malestar que implica afrontar las situaciones dificultosas de la vida.

Las personas que aprenden a tolerar la frustración viven con menos estrés, porque son capaces de ver en cualquier problema una oportunidad y, consecuentemente, tienen la claridad suficiente para buscar soluciones adecuadas, pues no responden con una intensidad desmesurada ante cualquier inconveniencia.

Cómo manejar la frustración

Cualquier ser humano se ha sentido frustrado en un momento u otro, y a pesar de que la frustración es una emoción que no puede ser eliminada por completo, con un poco de paciencia sí es posible aprender a controlarla. Para ello, debemos:

• Crear consciencia del tipo de sentimientos y emociones que la frustración genera en nosotros y analizarlos.

• Aprender a asimilar el hecho de que los deseos no son necesidades que requieren una resolución inmediata.

• Reconocer que la perfección no existe, y que ser absurdamente exigente con uno mismo precipita la frustración, pues paraliza la productividad y capacidad de ser creativo.

• Controlar los impulsos negativos que son perjudiciales para las metas y la estabilidad emocional del individuo. Recordar las consecuencias negativas que los impulsos causaron en situaciones pasadas permite a la persona aprender a no tomar decisiones apuradas como resultado de su frustración.

La tolerancia a la frustración es una virtud que necesita desarrollo y mucha paciencia. No hay mal que por bien no venga, y a pesar de que ciertas situaciones pueden causar molestias o malestares en el presente, la satisfacción de haber superado las dificultades, a largo plazo, será infinita.

Via lamenteesmaravillosa.com

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