sábado, octubre 05, 2013

Síntomas de la depresión

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se manifiesta a través de unos síntomas psíquicos y somáticos: apatía, desmoralización, pérdida del apetito y de la autoestima, astenia, etc.

Todos nos hemos sentido abatidos, tristes o melancólicos en alguna ocasión ante situaciones negativas, pero estos sentimientos, por lo general, son pasajeros y acaban desapareciendo. Cuando una persona presenta un trastorno del estado de ánimo o depresión, este interfiere en su vida diaria y en el normal desempeño de su actividad, causando dolor tanto a aquel que la padece como a quienes se preocupan por su bienestar físico y emocional.

El trastorno depresivo afecta a 350 millones de habitantes en todo el planeta, siendo, según la OMS, una de principales causas de discapacidad a nivel mundial. La mayor parte de pacientes con enfermedad depresiva, incluso grave, pueden mejorar con tratamiento. El problema es que más de la mitad suelen abandonarlo antes del plazo estipulado por los expertos, lo que supone un mayor número de recaídas y un incremento de las posibilidades de que la enfermedad se vuelva crónica.

¿Cómo puedo saber si realmente sufro una depresión? El trastorno depresivo se manifiesta mediante una serie de síntomas psíquicos y somáticos, cuya gravedad va a marcar la recuperación.

Hay unos síntomas depresivos generales para su diagnóstico, y signos clínicos determinantes en la clasificación del episodio como leve, moderado o grave. Los síntomas más evidentes de la depresión son la tristeza patológica y la falta o ausencia de interés por actividades que antes resultaban placenteras, relaciones sexuales incluidas. El paciente se siente hundido, como si no tuviera ganas de vivir, y cae en sentimientos de desesperanza y pesimismo.

A su vez, se considera incapaz de ofrecer amor o afecto, lo que deriva en impotencia, irritabilidad, sensación de culpabilidad, etc. También experimenta fatiga o cansancio injustificado y pérdida de la vitalidad habitual. Se muestra apático, sin ganas de nada, y tiene dificultades para concentrarse y tomar decisiones. Las personas depresivas sufren insomnio, les cuesta conciliar el sueño y, además, se despiertan muy temprano. En algunos casos, la minoría, se presenta la hipersomnia o exceso de sueño.

Asimismo, se producen cambios en lo referente al apetito y el peso corporal. El descontrol alimentario o descenso del apetito provoca una disminución del peso. Son frecuentes las ideas derrotistas, delirios y obsesiones. Surgen pensamientos recurrentes de muerte, ideación y tentativas suicidas. Hay una disminución marcada o pérdida del apetito sexual, y se sucede el descontento en el trabajo o en actividades consideradas gratificantes anteriormente.

A la preocupación constante por la muerte, la falta de confianza y autoestima y los sentimientos autodestructivos que alimentan quienes padecen depresión se suman los cambios de humor, los dolores de cabeza, cólicos, problemas digestivos y otros malestares persistentes que no se alivian con el tratamiento.

Via muyenforma.com

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