Cuando las personas pierden un ser querido entran en una etapa de duelo. Se experimenta un vacío y un estado de conmoción. Quienes enfrentan una pérdida pasan por varias etapas:
Negación, aislamiento e incredulidad: la frase "no lo creo" invade la mente, cuesta adaptarse a que la persona ya no está y en un principio es muy difícil aceptar la pérdida.
Ira: los dolientes se preguntan por qué sucedió (sobre todo en caso de muertes trágicas) y se plantean escenarios acerca de cómo se hubiese podido evitar el fatal desenlace.
Depresión y tristeza: en este tipo de casos se denomina depresión exógena o reactiva, debido a que su causa es externa, se experimenta una sensación de vacío y soledad ante la realidad.
Aceptación: La frase "la vida continúa" se hace presente y la cotidianidad envuelve a los dolientes. la persona siempre estará en el recuerdo, pero se sigue adelante.
Ninguna de estas etapas tiene un tiempo definido, ya que todas las personas canalizan el dolor y la pérdida de manera distinta y de acuerdo con su carácter. Los afectados necesitan tiempo para superar la pérdida, algunos más que otros, pero adaptarse a la idea de ausencia de un ser querido tiene su proceso.
Los deudos deben compartir sus sentimientos y emociones con familiares y amigos cercanos que los entiendan y ayuden a superar la etapa de dolor. Las personas deben recordar al ser querido (enterrarlo en la mente no es sano) pero entender que se debe seguir adelante.
Es recomendable ir al sepelio y a los actos religiosos a fin de aceptar socialmente que ya no está. Los estados depresivos muy prolongados requieren atención psicológica.
Via atusaludenlinea.com
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