Entre el 2,3% y el 12,9% de los españoles padece depresión subclínica, una forma menos grave de esta enfermedad psiquiátrica
Cerca
de seis millones de personas sufren depresión en España. Pero no todas
la padecen con la misma intensidad. La denominada depresión subclínica
es una forma menos grave de la enfermedad, aunque también es causa de
sufrimiento. A pesar de que los síntomas son menos intensos que en la
depresión clínica, los afectados tienen dificultades para seguir las
actividades cotidianas y su calidad de vida también se altera.
La
depresión es una enfermedad mental compleja, que puede deberse a
diferentes motivos y que varía en intensidad. Una de las manifestaciones
menos conocida es la subclínica que, según la definición más aceptada
por la comunidad científica, se diagnosticaría cuando se dan "dos o más
síntomas simultáneos de depresión, presentes la mayor parte del tiempo,
al menos durante dos semanas, asociados a evidencia de disfunción
social, en un individuo que no cumple criterios para el diagnóstico de
depresión menor, depresión mayor y/o distimia".
Depresión con moderada infelicidad
La
persona que sufre depresión subclínica se ve afectada por una especie
de humor depresivo. No siente apenas alegría por actividades que antes
le satisfacían y se instala en una moderada infelicidad. Es decir, es
una forma menos grave de depresión, aunque no por ello esté exenta de
sufrimiento. Se estima que su prevalencia oscila entre el 2,3% y el
12,9%, este sería el porcentaje de la población afectado.
Estas
personas gozan de una mejor calidad de vida que quienes sufren cuadros
de mayor gravedad, pero su vida diaria está alterada en comparación con
las personas que no sufren ningún tipo de enfermedad depresiva. En el
ámbito de las relaciones sociales, algunos estudios apuntan que,
incluso, tendrían los mismos problemas en sus relaciones que las
personas con depresión mayor. Y de la misma manera, estas personas
solicitan más bajas laborales que otras sin la patología.
La depresión: problema de salud importante
El
síntoma que se percibe más claro es que el afectado se muestra
taciturno. Por otra parte, las personas acostumbradas a tener un buen
autocontrol y capaces de mantener una agradable fachada social, logran
enmascarar eficazmente la depresión subclínica e, incluso, negarse la
enfermedad, según explica el psicólogo Giovanni Jervis, en su libro 'La
depresión: dos enfoques complementarios'. Este experto añade que sería
una especie de depresión "sonriente", porque la persona se esfuerza en
aparentar un estado de ánimo alegre.
Según algunos
estudios, su incidencia podría ser importante en la tercera edad. Aunque
los ancianos que sufren depresión tienen más dificultades para
recuperarse que los más jóvenes, una reciente investigación señala que
quienes sufrían este tipo de depresión tuvieron una mejoría progresiva
superior que quienes padecían la forma más grave de esta enfermedad
psiquiátrica.
"Un peor estado de salud se asocia
significativamente con presentar depresión subclínica, ser mujer, tener
una edad elevada, un bajo nivel de ingresos, un menor número de años de
educación formal y ser viudo", según los autores del estudio "Depresión
subclínica en España: prevalencia e impacto sobre la salud", publicado
en 'Revista de Psiquiatría y Salud Mental' (2011). Para llegar a estas
conclusiones, los autores utilizaron datos obtenidos de la Encuesta
Mundial de Salud, un estudio de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) que recoge datos de 68 países de todas las regiones del mundo.
Al
analizar su impacto en el bienestar de la población española, los
autores consideraron que causa un deterioro significativo del estado de
salud. Añaden que la disminución del estado de salud afecta a los
componentes más asociados con los síntomas depresivos, como el ánimo, el
sueño y la energía, así como a otros cuya relación no parece tan
directa, como es el caso de la visión.
LA DISTIMIA
La
distimia es un trastorno del estado de ánimo, más grave que la
depresión subclínica, pero menos que la depresión clínica. Afecta a
alrededor del 4% de la población. Los síntomas son similares a la forma
clínica, pero más leves y duraderos. Algunos de los más significativos
son: pérdida o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, falta de
energía o fatiga, baja autoestima, dificultades para concentrarse o para
tomar decisiones y sentimientos de desesperanza. La mayoría de los
afectados pueden llevar una vida más o menos normal aunque, en muchos
casos, la enfermedad progresa a una depresión más importante.
Fuente: consumer.es
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