El autismo es un problema de origen multifuncional, donde muchas veces intervienen factores familiares y sociales, pero no está catalogado como una enfermedad en sí.
Responde a una incapacidad del cerebro o un retraso para desarrollar actividades complejas y eficientes que muchas veces paralizan la actividad del niño.
Como no es una enfermedad, los niños autistas pueden tener algunos rasgos de la patología dependiendo del grado de intensidad o el tipo de gravedad que posean, por eso los padres deben estar alertas a síntomas como no señalar aquellas cosas que desea, no desarrollar un lenguaje fluido, o no puede mantener un juego simbólico con sus juguetes entre muchos otros.
Si bien no existe un tratamiento específico para ésta patología, hay que consultar con el especialista para abordarlo multidisciplinariamente, ya sea con el pediatra, el neurólogo, el psiquiatra y en muchos casos el fonoaudiólogo, para estimular al pequeño y obtener una mejoría notoria con el correr del tiempo.
Detectarlo y comenzar rápidamente un tratamiento combinado, que coordine diferentes tipos de terapias para corregir los síntomas como falta de interacción social con sus pares, mejorar la comunicación verbal y prevenir intereses obsesivos y repetitivos, pueden ayudar y mejorar significativamente la calidad de vida de los niños que padecen autismo.
Fuente bebes.
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