La depresión es una afección clínica que en los últimos años ha incrementado su prevalencia a nivel mundial.
Los trastornos depresivos alcanzan en la comunidad una prevalencia anual situada en torno al 5% de la población; la prevalencia es el doble en la mujer que en el hombre (al menos en las edades medias de la vida). Los síntomas somáticos pueden enmascarar un episodio depresivo que puede originar múltiples consultas a diferentes especialistas.
Este tipo de trastornos puede aparecer en cualquier momento de la vida y, aunque la incidencia es mayor en la madurez y adultez, se observa una tendencia a manifestarse en edades cada vez más tempranas. Según las profesionales, al igual que todas las enfermedades mentales, las causas de la depresión se asocian a una interrelación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Nadie debería avergonzarse por tenerla ya que no es un signo de debilidad personal.
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Los trastornos depresivos alcanzan en la comunidad una prevalencia anual situada en torno al 5% de la población; la prevalencia es el doble en la mujer que en el hombre (al menos en las edades medias de la vida). Los síntomas somáticos pueden enmascarar un episodio depresivo que puede originar múltiples consultas a diferentes especialistas.
Este tipo de trastornos puede aparecer en cualquier momento de la vida y, aunque la incidencia es mayor en la madurez y adultez, se observa una tendencia a manifestarse en edades cada vez más tempranas. Según las profesionales, al igual que todas las enfermedades mentales, las causas de la depresión se asocian a una interrelación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Nadie debería avergonzarse por tenerla ya que no es un signo de debilidad personal.